DIALOGO Y MEDITACION EN BURDEOS
Hasta el pasado 6 de
Octubre doce esculturas de Jaume Plensa han permanecido expuestas en
las calles y plazas de Burdeos. Plensa esta considerado como uno de
los grandes herederos de la escultura española, siguiendo la estela
de Picasso o Gargallo. Su arte se construye por la oposición:
vacío-lleno, luz-sombra, individuo-colectivo, masculino-femenino.
Mientras sus
esculturas eran observadas por los viandantes de la ciudad con los
cuales parecían interactuar y mantener un diálogo, los edificios de
alrededor permanecían impasibles, lo cual me ha llevado a pensar en
el uso que se hace del patrimonio histórico y de los cambios que
experimentan algunos de esos edificios, testigos mudos de todo
cuanto acontece a lo largo de los siglos dentro y fuera de sus
paredes.
La esculturas de
Plensa están formadas por notas musicales, letras y números, los
sígnos que configuran el lenguaje que todo el género humano, sea
del lugar de donde sea utiliza para comunicarse el uno con el otro.
Son grandes esculturas que airean sus pensamientos y a los que Jaume
Plensa da forma de pensadores que, sentados en las calles de esa
ciuddad, parecen estar meditando sobre la situación que vive el
mundo actual o preocupados por el final que han acabado teniendo esos
edificios que las rodean, lo cuales en su origen fueron concebidos
con una idea determinada, como la de honrar a algún santo y la de
albergar a las almas cristianas. Este es el caso que observa la
escultura que Jaume Plensa ha colocado en medio de plaza Camille
Jullian, a pocos metros de lo que antaño fuere la iglesia de San
Simeón (s. XIV-XVII), hoy en día convertida en una sala de
multicines, donde se proyectan películas de arte y ensayo. Pero no
queda ahí su único servicio a la comunidad, ya que entre la primera
etapa para la cual fue creada y hasta llegar a la última, las
paredes de esta iglesia sirvieron también como almacén de sal,
academia de cadetes e incluso de garaje. Será esta su trayectoria final, o
quizás todavía le queden muchas vidas por vivir o muchos empleos por los que pasar? Sólo
espero que la iglesia dedicada a San Simeón no acabe convirtiéndose
en un McDonald's de turno (aunque poco le falta ya, puesto que dentro
del mismo recinto también se encuentra una cafetería)
Este devenir
cambiante de uso a los que se ha visto sometido este edificio no es
más que un síntoma de la volubilidad del ser humano, de su crisis
existencial y de las fluctuaciones de la propia naturaleza. Si un día
paseamos por una calle por la que hace unos meses que no habíamos
pasado encontraremos con seguridad que más de un local ha cambiado,
lo que antes era una tienda con solera que se había dedicado toda la
vida a vender cuchillos ahora es una tienda de moda, una frutería o
un bar. Claro que, como ya dijo Heráclito, “todas las cosas se
mueven, nada está quieto..., y comparando las cosas existentes con
la corriente de un río dijo que nadie se podrá sumergir dos veces
en el mismo río” (Platón). La naturaleza es cambiante, las modas
también lo son, las ciudades e incluso las personas nos vemos
obligadas a reinventarnos continuamente motivados por las continuas
crisis económicas.
Tras meditar largo rato, sólo queda reconocer
cuanta razón tenía el filósofo. Nada permanece inalterable durante
toda la vida. Nada es para siempre.
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